CONFLICTOS EN VACACIONES: cómo sobrevivir a ellos en pareja
El verano se convierte muchas veces en una prueba de fuego para las parejas, el 30% de las separaciones en nuestro país ocurre en el mes de Septiembre.
Las causas del incremento de rupturas en verano pueden ser varias, entre las más habituales encontramos:
Mayor tiempo compartido con la pareja. Las parejas que tienen problemas, la rutina del día a día les va bien, ya sean las obligaciones diarias con el trabajo, los niños, etc. En vacaciones estas desaparecen, por lo que se deben pasar las 24 horas del día con la pareja, aquí surgen tensiones y roces y suelen salir a la luz los conflictos y malestares que han estados ocultos a lo largo del año.
La idealización de las vacaciones hace que nos generemos expectativas que luego no se cumplen y surge la insatisfacción, esto puede generar roces con nuestra pareja. Incluso pensamos que en este periodo podemos resolver los problemas con nuestro cónyuge y al no ser así también surge la frustración.
La sensación de calor altera, y es que a nivel psicológico produce agotamiento, apatía, astenia, mucho negativismo, mal humor,… Incluso hay estudios que confirman un aumento de la agresividad. Así que el exceso de calor, al que no estamos acostumbrados durante el resto del año, provoca un aumento de las discusiones familiares y de rupturas de pareja.
La comparación social con otras parejas suele provocar sentimientos negativos hacia nuestra relación y nuestro cónyuge. Si ya sabemos que no es bueno compararnos con otras personas a nivel individual, esto también se debería de aplicar con otras relaciones. Cada persona/pareja es totalmente diferente a otra; además, al compararnos sólo vemos el escaparate, lo bonito, no vemos la trastienda que son los conflictos de las otras relaciones.
Hay una mayor oportunidad de cometer infidelidades durante el verano, ya que se ha demostrado que en la época estival nos encontramos más abiertos, receptivos y desinhibidos; además pensamos que es la época donde resulta más sencillo ligar al realizar las escapadas o viajes sin la pareja.
En esta época se suele compartir demasiado tiempo con la familia política, en Enero y Septiembre son los dos periodos anuales donde hay mayor cantidad de divorcios, y no es casualidad que sean momentos donde se pasa más tiempo con la familia política. Los compromisos familiares suelen ser fuente de tensión en las parejas, para no caer en discusiones es necesario planificar con tiempo estas visitas e intentar que no se prolonguen mucho en el tiempo si el ambiente no es el adecuado.
¿Qué podemos hacer para evitar discusiones y rupturas en la época estival?
Comunicarse, dialogar y escucharse el uno al otro. Esto es lo más importante en una relación. Saber comunicarnos de forma adecuada y expresando de manera correcta nuestros sentimientos a la otra persona, es el mejor método para que el otro empatice con nuestras emociones y sepa cómo nos sentimos. Si sabemos escuchar de manera activa a la otra persona y aceptando lo que nos dice, también podremos comprenderla y saber ponernos en su piel. Que una pareja se entienda es lo mejor que puede haber para evitar conflictos o resolverlos sin necesidad de discutir de mala manera. (Para saber más sobre este tema lee esta entrada a mi blog https://ruthctpsicologa.wixsite.com/psiqueblog/single-post/2018/03/21/10-TIPS-PARA-UNA-BUENA-COMUNICACI%C3%93N-DE-PAREJA)
Dedicarse tiempo a uno mismo. Si estamos acostumbrados durante todo el año a tener nuestros momentos de independencia, ya sea por las rutinas de las que hemos hablado anteriormente(trabajo, niños,…) o porque en nuestra relación tenemos momentos de ocio para nosotros donde la pareja no esta incluida; en nuestras vacaciones tampoco tenemos que pasar las 24 horas del día con esta si no queremos. Acordar tener momentos para nosotros mismos puede ser importante, como dar un paseo, ir al cine o salir a tomar algo con nuestras amistades o incluso planear una escapada funciona muy bien si añoramos esa independencia que tenemos el resto del año.
Llegar a acuerdos sobre cómo pasar el tiempo de ocio y planificarlo. Tener claro lo que vamos a hacer durante las vacaciones puede ser un método de control para no caer en discusiones como la hora de levantarse, lo que vamos a comer o cuándo ir a la playa. Aquí también entraría la replanificación de las tareas de casa y el cuidado de los niños (si los hubiera), ya que los miembros de la pareja disfrutan de más tiempo libre y pueden repartirse de manera más equitativa estas labores.
Hacer balance del año y resolver conflictos enquistados en un entorno afectuoso y dialogante donde practiquemos la escucha activa. Lo que queremos es resolver los problemas que hemos silenciado durante todo el año, no avivarlos. Hay que tener paciencia y tacto a la hora de comunicarnos, puede ser adecuado, en algunos casos, pedir ayuda a un profesional para mediar de forma correcta.
Pasar juntos tiempo de calidad, aprovechando al máximo a nuestra pareja y el tiempo que pasamos con ella. Si tenemos hijos, podemos planificar dejarlos en algún momento con alguien para pasar un tiempo a solas y realizar alguna actividad que sea agradable para los dos. Esto también puede ser bueno para avivar la chispa en una relación.
Ceder ambos a algún deseo de la pareja. Que no sea unilateral, los dos deben comprometerse en ceder en algo.
Aún con todo esto, hay relaciones que no pueden solucionar sus conflictos, se ponen muchas expectativas en este periodo vacacional pensando que se pueden solventar y no se cumple.
Antes de llegar a esto hay que ser objetivo y saber que si la relación no va como deseamos, unas vacaciones raramente lo va a solucionar, sólo es un parche. Pero podemos aprovechar este momento para darnos cuenta de lo que no va bien y buscar soluciones, ordenar nuestra vida y por qué no, para empezar una terapia de pareja, ya sea para intentar seguir adelante con la relación o para terminarla de una forma que los dos miembros no lo pasen tan mal y no se convierta en una experiencia desagradable.
