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EL EFECTO DE LA COCAÍNA EN LA RESPUESTA SEXUAL

Todos conocemos la cocaína, ese polvo blanco con una alta capacidad de adicción.

Es una de las drogas estimulantes del Sistema Nervioso Central más utilizada en el Mundo; y en nuestro país, actualmente se posiciona tercera en el ranking de consumo después del alcohol y el cannabis.

Además es la segunda droga mejor valorada, después del alcohol, por sus efectos en las relaciones sexuales. Al igual que otras drogas estimulantes, desinhibe la conducta sexual, por lo que se usa para relacionarse y favorecer prácticas sexuales más atrevidas.

Esta desinhibición puede acarrear problemas ya que la toma de decisiones bajo sus efectos esta perjudicada, por ello se pueden realizar prácticas que realmente no se desean, o no tomar precauciones para prevenir ITS (infecciones de transmisión sexual) y embarazos no deseados, etc… .



Esta sustancia inhibe la recaptación de unos neurotransmisores en el cerebro, en concreto la Dopamina, Serotonina y Noradrenalina; por lo que los niveles de estos elementos se ven incrementados.

La Dopamina es responsable del aumento del deseo, de las sensaciones de placer y el reforzamiento en un primer momento; pero según transcurre el tiempo tras el consumo, el aumento de la Serotonina provoca lo contrario, un descenso de la excitación y el deseo.

Es decir, que efectivamente al comienzo puede incrementar el apetito sexual, pero en realidad hay una pérdida de interés sexual muy grave según pasa el tiempo y que acompaña a otras dificultades eróticas.


Estudios revelan que un 33% de los consumidores presentan disfunciones eréctiles y también se han dado casos de priapismo (erección continua y dolorosa del pene sin apetito sexual). En las mujeres provoca sequedad vaginal, que podría causar dolor durante el coito, y también una falta de concentración para el disfrute de la relación erótica, lo que difilculta llegar al orgasmo.


Con todo esto vemos que no es un buen recurso si lo que queremos es potenciar nuestra libido, aumentar la excitación, y menos aún para llegar al orgasmo. Para ello hay infinidad de alternativas, aunque el efecto no es tan inmediato y el camino no sea el más fácil, el resultado es el mismo.



A la hora de valorar los efectos producidos por la cocaína en la respuesta sexual, cobran gran importancia las expectativas y las sugestiones de los consumidores. Un ejemplo son las afirmaciones de experimentar un aumento de la sensibilidad y la excitación cuando se aplica esta sustancia sobre los genitales, y es que la cocaína es en realidad un anestésico local que adormecería e insensibilizaría estas zonas; así que esa sensación de "subidón" es relativa.


Con todo esto puedo decir que el uso de la cocaína, y de las drogas en general, para mantener relaciones eróticas nos habitúan a sensaciones que no son realistas, estamos distorsionando la vivencia como si estuviésemos viendo a través de un cristal opaco y, aunque la sensación sea para nosotros más intensa, no deja de ser irreal.




Ruth Canchales
Sexóloga y Terapeuta de parejas

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